El viaje del ego al Amor
En Seminarios Espirituales estamos reflexionando sobre el libro El Poder del Ahora de Eckhart Tolle, en la profundidad que esta obra tiene.
El autor nos dice que si se comprende la disfuncionalidad de la mente egoica, ya no se necesita aprender nada más.
De aquí surgen dos caminos: desarrollar la consciencia o permanecer en el ego. El primero te otorga libertad, el segundo te condena a la repetición de la inconsciencia. La mente egoica no es creativa, sino repetitiva, sólo desde el Ser se puede crear.
El camino del desarrollo de la consciencia
Ser consciente es darse cuenta, reconocer que somos más que un cuerpo y más que una personalidad. Y como todo es energía, necesitamos generar en nosotros una energía adicional a la cotidiana que se precisa para la vida en sobrevivencia.
Necesitamos crear para esto una disciplina de vida diaria, en la cual, con voluntad podemos realizar ciertas prácticas que nos permitan elevar nuestro nivel de vigilia y despertar. Respirar conscientemente, caminar, escuchar, realizar cualquier actividad en estado de consciencia plena, vale decir estando cien por cien en lo que estemos realizando. La meditación es una práctica excelente también.
Cuando permanecemos “dormidos”, en piloto automático, generamos determinada actividad cerebral y cuando despertamos otras. Mediante los pensamientos y emociones mecánicas se crean en nuestro cuerpo determinadas sustancias químicas y vamos sin darnos cuenta generando determinadas adicciones. Si queremos modificar esto no es tan fácil, pero no imposible.
La mente disfuncional y la salvación
Si nos damos cuenta que ciertas situaciones en nuestra vida se repiten una y otra vez, es producto de esto, de que nuestra caja de resonancia (vale decir nuestro cuerpo en su nivel físico, emocional y mental) está acostumbrada a determinadas energías y buscará más de lo mismo. Einstein decía que la mente que creó el problema no es la misma que puede solucionarlo. Esta mente disfuncional crea un cuerpo del dolor (fruto de los pensamientos y emociones desencadenadas en nuestro pasado ) y lo trae al presente una y otra vez, pensar en éste como una entidad energética que precisa alimentarse no está lejos de la verdad, qué sucede entonces cuando se unen varias de estas entidades energéticas en una colectividad, los resultados están a la vista y eso explica la locura colectiva que vemos en el mundo.
Recordemos las palabras de Jesús hace dos mil años tan válidas hoy en día: “Padre perdónalos, no saben lo que hacen”. La única salvación para la humanidad es que cada humano se convierta en un individuo y que salga de esta mente egoica que se encuentra conectada a la mente disfuncional colectiva (la matrix, el computador central). Cuando el humano duerme es fácilmente manipulable y susceptible a todo lo que pueda poner en riesgo su supervivencia.
Desde la Divina Presencia que es puro AMOR, podemos construir y relacionarnos desde lo mejor de nosotros mismos, desde la belleza que habita en el Ser. Cuando estamos conectados a la sobrevivencia, la amenaza, el miedo, el abandono y la falta de plenitud estarán drenando nuestras energías. Sin embargo, Tolle nos recuerda que “Nada real puede ser amenazado” -esta frase también la encontramos en “Un Curso de Milagros”- y que “la llave de la liberación es la Presencia”.
La práctica espiritual
La pregunta entonces es : ¿A quién le daremos de comer?, ¿dónde enfocaremos la energía?, ¿qué elegiremos?
La práctica diaria de la auto observación es una poderosa herramienta, Tolle nos invita una y otra vez en su libro a sumergirnos dentro de nuestro cuerpo y que sintamos la energía que hay en nuestro interior y que desde allí nos observemos, ya ese sólo acto, nos conecta. Con la práctica y la constancia iremos desarrollando cada vez mayor Presencia y ésta nos permitirá navegar por mares agitados. La práctica espiritual es semejante a un gimnasio muy especializado, un “gym de la consciencia”. Aquí el dinero no vale, pues nadie puede hacer este bonito y profundo trabajo por nosotros, sucede en nuestro fuero interno el 100% de las veces.
Asimismo, al observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarnos ni ponernos etiquetas, damos luz a nuestro mundo interno, y como dice San Pablo tan bellamente: “Todo se muestra a la Luz, y lo que se expone a la Luz, se convierte en Luz”. Me enamoré de esa frase. Así vamos descubriendo nuestros automatismos y la falsa identidad y podremos si contamos con la energía necesaria, des-identificarnos de ella, y de esta forma dejaremos de nutrirla, liberando la energía que se encuentra atrapada allí, llevando entonces esa energía a nuestro Ser.
Junto a las prácticas ya mencionadas, añadiendo una alimentación que nutra nuestras células y al poner el cuerpo en movimiento, liberaremos toxinas, que también ayudarán en este proceso ¿por qué?, porque nuestro cuerpo tiene memoria y se necesita introducir elementos nuevos que apoyen en esta liberación. Recordemos que todo es energía y nuestra caja de resonancia es nuestro vehículo físico, el cual como un hijo iremos guiando desde el amor.
Como dice uno de mis autores favoritos, Dr. Joe Dispenza: “quiérete lo suficiente para lograrlo”