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Las piedras nos hablan

Seguro alguna vez en un paseo o caminata viste una piedra que te llamó la atención. La tomaste, miraste bien y luego la guardaste para llevarla a tu casa.

Quizá te ha ocurrido más de una vez, o como a mí, muchas veces y ya tienes una pequeña colección.

Ya sea en medio de un sendero o en un anillo o colgante ellas nos llaman y atraen por su forma o color. Pero también por su vibración. Sí, porque como todo en este mundo tienen energía. Las piedras vibran y pueden decirnos cosas. Hablarnos de lugares y tiempos pero también tienen mensajes invisibles.

Por ejemplo, el cuarzo; es uno de los minerales más abundantes en la tierra y se lo utiliza en áreas tan variadas como la petrolera. Tiene propiedades eléctricas, siendo incluso como una pequeña batería, y es muy resistente al calor por lo que la industria de la electrónica lo ha incluido entre sus materiales. También se los utiliza en el mundo de la relojería y en equipos que transmiten señales de radio y televisión.

Gemoterapia: Las piedras y el ser humano

¿Y cómo nos afectan las piedras a nosotros? De diferentes maneras si te quieres conectar con ellas. Hoy de entre los más de 5.000 minerales reconocidos hay muchos que se usan en terapias, específicamente la gemoterapia.

La amatista es un tipo de cuarzo y además de su lindo y llamativo color violeta - tono de la transmutación- se la usa para potenciar la intuición y la meditación. La llamativa iridiscencia de la piedra luna encierra también una conexión con lo intuitivo. Y la valiosa esmeralda con su verde intenso se asocia con la sanación y el equilibrio.

La turmalina negra enraíza la energía, la integra, y la aguamarina resulta calmante y aclaradora de la mente. Mientras que el cuarzo rosado se recomienda para el amor, pero el propio, de ese que falta cuando la autoestima está dañada. O el citrino que ayuda a la claridad y la concentración.

Y así las piedras trabajan en diferentes planos de nuestro ser, cada una con su propia vibración. Brillantes, transparentes, opacas, duras, frágiles, rayadas, matizadas… la variedad de características es enorme, así como sus propiedades.

Por eso cuando nos topemos con una y sentimos su llamado quizá más allá de recogerla y guardarla en el bolsillo sea tiempo de averiguar qué nos quiere decir y por qué nos eligió.