Seminarios Espirituales

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Revisión Diaria

Es de noche, en la casa todos duermen, pero yo estoy despierto. En realidad, no debería estar despierto a esta hora. O quizás sí. Todo pasa por algo.

Hoy elegí hacer un repaso de mi día, ver como actué, en lo que considero que hice bien, trato de mantenerlo. Lo que considero que hice mal, intento no volver a repetirlo. Parece algo súper básico, quizás lo es, pero de que es revelador, es revelador. Es súper fuerte darse cuenta que, si no hago ese proceso, no cambio.

El repaso y las quejas

En mi repaso, me di cuenta que hoy día amé intensamente a mi familia, agradecí muchas veces por tenerla. Me di cuenta que hubo varios momentos felices, que tengo algo muy valioso que debo cuidar. También me di cuenta que me faltó paciencia, que me falto ser más cariñoso. Me di cuenta que me quejé varias veces. Por distintas cosas, quizás no lo dije, pero con pensarlo basta. Me queje porque no ordené la casa tanto como quería, porque era tarde y las chicas no se dormían, me quejé por el cansancio.

 

Me di cuenta que quiero dejar de quejarme. No me quiero quejar más. Quiero ser capaz de mirar con otros ojos todo. Mirar siempre el aprendizaje en la dificultad, mirar siempre el “vaso medio lleno”, no se trata un poco de eso la vida? De elegir la manera en que lo que pasa afuera puede influir en nuestro interior? Incluso mirándolo sólo desde una visión racional, modifica mi mal humor, el estar ansioso, el preocuparse, el estresarse, el enojarse en algún grado lo que está haciendo que me sienta así? Probablemente, si es que fuera capaz de modificar algo, sería solamente empeorándolo.

Los niños son como un espejo

También me di cuenta, que mientras más me quejo, más espacio doy a que mis hijas también se quejen. Que cuando lo hago, les estoy enseñando a quejarse, y no sé qué piensan ustedes, pero creo que el quejarme nunca me ha hecho más feliz. Fuerte o no? Con algo que parece tan inofensivo como una queja puede que esté haciendo, sin darme cuenta, que mis niñitas sean menos felices.

Esto me ha pasado, ya se está acabando el día, estoy recogiendo juguetes y, mientras me agacho, hago un sonido con la garganta. No sé cómo explicar ese sonido, pero yo creo que lo conocen es como un sonido de cansancio, de “esfuerzo”, así como que te duele la espalda baja, aunque no te duela, ojalá lo entiendan. Me despierto en la mañana, veo que mi hija recoge un juguete y hace el mismo ruido. Aprendizaje completo. Ahora tengo que ayudarla a sacar ese ruido, que incorporo mirándome hacerlo. Es impresionante lo espejos que son los hijos cuando pasamos tiempo con ellos. Nos muestran partes de nuestro interior, nos muestran bastante de cómo nos relacionamos, cómo andamos por el mundo.

¿Cómo superamos la queja?

No creo ser ningún experto en el tema en realidad, pero el comienzo debe ser como diagnosticar cualquier otra situación. Lo primero es darse cuenta que nos estamos quejando e intentar cambiar el ojo con que miramos las cosas, ponerle un filtro de amor y agradecimiento, que en verdad el solo hecho de estar vivos ya es un milagro y un regalo.

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