Polvo De Estrellas
Darnos cuenta de que lo somos nos revela una verdad que nos une con la vida en todas sus formas, con todo, con el Todo.
Somos polvo de estrellas. Esa es una frase que me encanta y que forma parte de canciones e incluso es el título de algunos libros.
Sí, es poética. Pero no es solo la belleza de las imágenes que evoca la que me gusta, sino la verdad que transmite y que la ciencia reconoce; que esos átomos que nos conforman, alguna vez y en otro tiempo, fueron parte de un astro que iluminó algún cielo. Son esas mismas partículas y elementos que la conformaron los que están hoy en lo que nos rodea: personas, animales, paisajes…
Darnos cuenta de eso nos revela una verdad que nos une con la vida en todas sus formas, con todo, con el Todo.
Somos lo mismo, estamos unidos. Quizá vibramos de distinta forma que una piedra pero al tocarla sentimos su energía, una energía milenaria y poderosa llena de sabiduría si nos abrimos a recibirla sin cuestionar lo que sentimos. Lo mismo si tocamos un árbol, admiramos una flor o consumimos un alimento preparado con amor
Por eso cuesta creer que no podamos ver lo que nos rodea como una extensión de nosotros mismos. Hemos creado e inventado límites y rivalidades que a la larga nos debilitan y se nos olvida que si actuamos en conjunto y sin egoísmos nos sentimos mejor. Nos sentimos más livianos al desprendernos del ego que nos impide ver al otro al otro como un igual, a darle el mismo respeto que exigimos para nosotros.
Una vez más la naturaleza nos muestra esto con una gran claridad. Un árbol solitario puede inspirarnos belleza, al menos a mí, pero un bosque multiplica esa belleza con sus distintas formas de vida, todas conviviendo en armonía y equilibrio. A su propio ritmo y necesidades una gran variedad de seres se apoyan entre sí por el bien de la vida. Ellos entienden de qué se trata, saben que se necesitan y que cada uno aporta.
Por alguna razón muchas veces en la vida evitamos verlo, pero tenemos el mensaje ante nuestros ojos, en realidad más cerca, lo tenemos en nuestro interior; y es que algo queda de esa estrella supernova en nosotros. La misma que un día hace milenios terminó su ciclo y se convirtió en ese polvo presente en cada integrante de la humanidad igualándonos y hermanándonos.
Quizá si nos unimos todos, cada ser, bajo la idea de vivir en respeto y amor como si fuéramos uno, brillemos con la intensidad que lo hizo alguna vez esa estrella de la que somos parte. Un brillo que nos mostrará que seguimos transformándonos para alcanzar la luz nuevamente.
Parece que son pocas las personas que se sienten cómodas fuera de ese “arquetipo” que hablaba antes, es como loco pensar en qué hay muchas personas viviendo “lo que tienen que vivir en su etapa”, que se visten “como se tienen que ver las personas de su edad”…