El ojo del huracán
Hace dos mil años Jesús nos relata:
No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”
Entonces Yo les manifestaré: “Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal”.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande”. Mateo 7, 27-29
El ojo del huracán
Muchos autores espirituales nos recuerdan las parábolas de Jesús en sus charlas y libros, ¿por qué?. Porque las enseñanzas de Jesús trascienden el tiempo y nos conectan con el verdadero conocimiento. Es preciso aclarar que no soy una mujer que ande con una biblia debajo de mi brazo ni mucho menos, pero si en este tiempo reconozco que el mensaje de Jesús viene a mí desde diversas fuentes y esto no es una casualidad. Jesús está absolutamente presente en mi vida.
Cuando Emilio Carrillo, filósofo, escritor español, cuyas conferencias me gusta mucho escuchar, comenta sobre el acontecer actual y lo que se avecina, nos dice que aunque viene la gran desolación–la estamos viviendo–la gran tribulación, el triunfo de la Bestia y luego el cisma, nos indica que tenemos que estar contentos, que debemos alegrarnos, nos recomienda que permanezcamos tranquilos, centrados y en paz observando todo lo que acontece y que nos ubiquemos en el ojo del huracán, pues es un paso necesario en el camino evolutivo de esta humanidad.
Y qué es el ojo del huracán: para mí es aquél centro interior inmutable, imperturbable y eterno. El hombre sabio dice Jesús construye su casa sobre roca, el hombre necio sobre arena. En el centro del huracán está la roca.
La Presencia y la No Resistencia
Eckhart Tolle nos enseña que en la situación en la que estemos, ahora mismo, podemos conectarnos con nuestro centro, con la Presencia. La llave de liberación del sufrimiento es la Presencia nos dice Tolle. A su vez, Jesús llama “sabio” al hombre que construye su casa sobre roca, vale decir, aquel que edifica su vida en el Ser. “Nada real puede ser amenazado”, nos recuerda “Un Curso de Milagros”.
Cuando en la vida surgen los inconvenientes, las dificultades ya sea a nivel individual, social o colectivo, como ahora que se está viviendo una situación a nivel mundial, se presenta esta parábola milenaria. Lo que está sucediendo no se niega, no se resiste, se nos aconseja aceptarlo y rendirse, sabiendo que es una realidad pasajera, del mundo de las formas, caracterizadas por la impermanencia, todo es cambio y va de un polo a otro siguiendo un ritmo; sin embargo, más profundo, está lo eterno, lo infinito, lo inmutable, y si has ido desarrollando conciencia, si tu camino espiritual es verdadero, día a día, podemos ir expandiendo nuestra conciencia, así, habrás ido construyendo tu casa sobre una roca firme, y aunque los vientos, las aguas y las tempestades lleguen, se mantendrá firme. Pero si tu vida siempre ha estado enfocada hacia lo externo, si la única realidad que existe para ti es lo que tus sentidos pueden apreciar o te has dejado llevar y guiar sólo por los condicionamientos sociales, tu casa que está cimentada sobre arena, hasta un simple viento la puede convertir en ruinas.
Tolle nos enseña a ir hacia nuestro mundo interno, recordando que como dijo Jesús, “el Reino de los Cielos no está en este mundo”, sino en nuestro Interior. Y ¿cómo podemos llegar a éste?, a través de nuestro cuerpo interior, la forma más fácil es a través de la respiración consciente, así nos conectamos de inmediato, con el fluir de la vida. Recomienda un ejercicio muy potente para realizarlo en las mañanas al despertar y en las noches, cuando estamos en ese espacio “entre mundos”. Consiste en ir sintiendo nuestro cuerpo interior, llevando nuestra atención al interior e ir recorriendo, luego, subiendo y bajando como si la energía que habita dentro de nosotros fuera una ola, a continuación sentir el cuerpo interior como un todo unificado, y permanecer allí fundiéndose en éste. (recomiendo la lectura del libro)
Cuando practicamos el estar en Presencia al estar tranquilos, resultará más fácil conectar con ella si estamos viviendo una situación de vida poco grata. Cada evento, cada situación podrá ser una puerta para ingresar a la Presencia. Cuando todo marcha bien, puede suceder que nos olvidemos que somos un ser espiritual viviendo una experiencia humana, pero cuando la adversidad aparece, parece ser que resulta más fácil recordarlo. Tal vez esto explique lo que acontece hoy en día, en que la adversidad está llamando a la puerta de muchos hogares, acaso no es si no, un gran llamado a despertar y a salir del sueño colectivo de la humanidad. Quienes ya se han ejercitado, pueden profundizar más y quienes nunca lo han hecho, tal vez al comenzar a preguntarse qué sentido tiene la vida y ante tanta aparente inestabilidad, podrán por primera vez, iniciar un viaje en la búsqueda de sí mismos.
El despertar y la felicidad
Lo importante, es no quedarse en lo aparente, cuando has aprovechado una experiencia dolorosa para crecer y expandir tu conciencia, ya ni siquiera te importan los comentarios ajenos que juzgan la situación, tu sabes que ha sido una experiencia espiritual, ya que cuando las ilusiones se hacen trizas estás más cerca de despertar.
En su simpleza y profundidad, Tolle nos invita a tener conciencia de la locura que existe en el mundo guiado desde la mente egoica y sin conciencia, que es destructiva y la fuente de todo conflicto, pues está asentada en la separatividad y en el cuerpo del dolor de generaciones. En el Ser, en cambio, nos conectamos con la Unidad, donde los atributos del Ser de Amor, Alegría y Paz se hacen presente.
Acaso en estos años no nos han llenado de estímulos para que busquemos la felicidad en las parejas, los viajes, las profesiones, en el éxito, la casa, el mejor modelo de autos, etc, y si practicas la ley de atracción lo harás en un abrir y cerrar de ojos, me pregunto y ¿cuántos lo han logrado?, se acuerdan de cuando Jesús fue al desierto y fue tentado por aquél ofreciéndole todos los tesoros del mundo, pareciera ser que ese personaje ha continuado paseándose por el mundo como el maestro del engaño.
Tolle también nos aclara que la felicidad tal como la conocemos se refiere a un placer pasajero que pronto se esfumará. La Alegría es un estado del Ser, la Paz también lo es. Las relaciones de pareja, desde esa perspectiva pareciera ser que estarían predestinadas a fracasar, a menos que la conciencia se haga presente, puesto que el Amor se encuentra en una frecuencia más elevada y brota fruto de haber abierto la puerta a una dimensión superior, desde la Presencia.
El Ser
Entonces, Tolle nos dice: “El Ser te lleva más allá de los opuestos, de la mente y te libera de la dependencia de la forma. Aunque todo colapsara y se derrumbara a tu alrededor, en lo profundo de tu núcleo interno, seguirías sintiéndote en paz. Puede que no te sintieras feliz, pero al menos estarías en Paz.”
Cuando las ilusiones se rompen es un momento para celebrarlo y pareciera ser que es el paso obligado para comenzar a transitar ya en serio por el camino de la espiritualidad. El amor no es posible encontrarlo en el mundo de la inconsciencia, nadie podrá amarte en ese estado y tú tampoco podrás amar a nadie en ese estado. Necesitas subir en los peldaños dimensionales.
Queridos amigos, estamos viviendo tiempos únicos, donde la oportunidad de ir hacia lo interior está esperando a que sólo lo decidamos. Nuestro templo, nuestro vehículo físico requiere todo nuestro amor para que lo cuidemos y sea la nave que nos permita dar el salto y el Amor de la Presencia misma está siempre presente, el Ser es nuestra verdadera identidad, todo lo demás es falso y pasajero.
El salto es hacia adentro.
Dedico con todo mi amor este blog a mi querido padre Francisco Marcelino Rivera Abuin, te amo papá.
Crecí escuchando que la agüita de manzanilla era buena para el estómago, que poner hojas de eucaliptus en agua caliente y aspirar ese olor era bueno para los bronquios o que poner a remojar ortiga y luego aplicarla en el pelo era bueno para evitar la caída del pelo…